Béjar ha sido inspiración para muchos escritores a lo largo de la historia. Sus calles, plazas, personajes y naturaleza aparecen con recurrencia en libros de poesía, novelas, novelas gráficas, relatos y ensayos, bien siendo el escenario principal a lo largo de la narración, bien transcurriendo un capítulo o varios en esta ciudad al sur de Salamanca.
Vamos a centrarnos en la novela. En este sentido me vienen a la memoria Rincón de provincia, de Emilio Muñoz García (1935), El misterio de un hombre pequeñito, de Eduardo Zamacois (1914), o las muchas de Juan Muñoz García. Y más recientemente Las calles tienen tu nombre, de Óscar Rivadeneyra Prieto (2010), El anarquista que se llamaba como yo, de Pablo Martín Sánchez (2013), El manuscrito de fuego, de Luis García Jambrina (2018), Día de nieve, de José Francisco Fabián García (2019), Un claro en el bosque y Entre los castaños, de Tomás García Merino (2023), o la trilogía La urdimbre y la trama, de Marcelo Matas de Álvaro. Existen dos momentos o dos ambientes que atraen poderosamente a la hora de trazar historias: el dominio de los duques de Béjar durante la Edad Moderna y la industria textil en la Contemporánea. Y es que nuestra ciudad vive aún bajo el influjo del escudo ducal y del poderío de la lana, aunque en cierta forma vayan formando parte del pasado.
Ayer Francisco Javier Tostado, un médico barcelonés de raíces bejaranas, quiso presentar en Béjar su última novela histórica en un acto organizado por el Centro de Estudios Bejaranos y en el Casino Obrero. Ambientada a mediados del siglo XV, una época de grandes conflictos entre la monarquía y la nobleza castellana justo antes del comienzo del reinado de los Reyes Católicos, retrotrae al lector a tiempos convulsos. Pero no ha querido pasar por alto su cariño hacia Béjar, ambientando uno de sus capítulos en nuestra ciudad y recreciendo así esa larga nómina de autores y novelas que hacíamos mención al principio de esta reseña. Los hombres de musgo, el Corpus y la peste (no olvidemos que su autor es médico) aparecen en la narración, así como los Zúñiga, una familia nobiliaria que en esta época no llevaba todavía sobre su escudo la corona ducal.
Las novelas no suelen llevar prólogo. Castilla. Un reino sin rey destaca, además de por su amena lectura, por lucir una brillante introducción por el escritor que se está convirtiendo en el prologuista de moda para todo aquel libro que lleve a Béjar entre sus páginas, ya bien sea una sesuda investigación histórica o una obra literaria: Óscar Rivadeneyra Prieto. Precisamente leyó para presentar a Francisco Javier Tostado un texto similar a un prólogo, aunque totalmente distinto al que escribió para la novela.
Por su parte, Francisco Javier Tostado explicó con entusiasmo los motivos por los que había elegido época tan convulsa para ambientar su narración, destacando la figura protagonista de la novela: Alonso Fernández de Madrigal, el Tostado, maestrescuela de la Universidad de Salamanca y obispo de Ávila. También comentó la importancia de la divulgación a través de los blogs y de las redes sociales, y su afición por la Historia, que viene de lejos.
Es posible que dentro de poco presente otro autor en Béjar algún otro libro ambientado en nuestras calles y nosotros estaremos gozosos de leerlo.
Texto: Carmen Cascón Matas
Fotos: Enrique R. García Periáñez