El salón de actos y exposiciones del Ateneo Cultural “Casino Obrero” de Béjar se llenó ayer de público para asistir a la presentación del libro de José Ignacio de Solís y Zúñiga Alfonso de Zúñiga. El triunfo de la voluntad. La justicia en tiempos de Carlos III. Antes de que la actividad comenzara, la junta del Casino Obrero, con su presidente Francisco García Mesonero a la cabeza, invitó al consejero de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León, Gonzalo Santonja Gómez, que intervendría en la misma, a firmar en su libro de honor. No era la primera vez que lo hacía, pero sí en su calidad de consejero.

La presentación del libro organizada por el Centro de Estudios Bejaranos comenzó a las 19 horas. El presidente del Casino dio la bienvenida a los presentes y a continuación leyó un pequeño discurso en el que recordó la crítica situación del Casino por la falta de socios, una institución señera en Béjar al haberse fundado en 1881. Al finalizar su intervención, hizo entrega al consejero de un libro de la historia del ateneo cultural, escrito por el profesor José Mª Hernández Díaz.

La presidenta del Centro de Estudios Bejaranos, Josefa Montero García, hizo por su parte una presentación de los miembros de la mesa que iban a intervenir en el acto, ofreciendo unas pinceladas de su trayectoria. Asimismo, dio las gracias al Casino por prestar sus salones para estos actos culturales. A continuación dio la palabra a Óscar Rivadeneyra Prieto, el prologuista del libro, escritor, investigador y dibujante, quien hizo una presentación excelente del libro de José Ignacio de Solís y Zúñiga. No en vano, él mismo había sido el prologuista de un libro de Rivadeneyra que vio la luz en 2021 y que podrían ser complementarios, al tratar temas relacionados con los descendientes de don Francés de Zúñiga, aunque uno es puramente de investigación y el otro mezcla la documentación rigurosa con la amenidad de la creación literaria. En este sentido, reflexionó sobre el género del libro que se presentaba esa tarde, comentando que podría encajarse en la novela, el relato, el libro de historia, el ensayo e incluso la crónica.

José Ignacio de Solís y Zúñiga expuso a los presentes que el libro comenzó a gestarse hace unos seis años, después de jubilarse, aunque la documentación principal en la que se basa siempre estuvo en manos de su familia. De padre placentino y madre bejarana, su indagación le llevó a concluir que descendía de don Francés de Zúñiga, escritor y bufón de Carlos V y el duque de Béjar, un personaje durante del que mucho tiempo se afirmó que era un humilde sastre y descendiente de conversos. Gracias a Óscar Rivadeneyra se demostró que su padre era un hijo ilegítimo de la Casa Ducal y que, por lo tanto, no era una persona humilde, sino de linaje nobiliario. Don Francés acumuló durante su vida poder y propiedades, gracias a lo cual pudo fundar un mayorazgo para sus descendientes. En el siglo XVIII, uno de ellos, Alfonso de Zúñiga, tuvo que pelear judicialmente con personas muy poderosas para poder mantenerlo en sus manos. Esa es la base y el fundamento del libro que ha escrito sobre su antepasado, una historia de película.

Por último, intervino el consejero de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León, Gonzalo Santonja Gómez, recordando su vinculación con el Casino gracias a su padre, quien le hizo socio cuando era un niño. Destacó la labor cultural inmensa del Centro de Estudios Bejaranos, del que está orgulloso de formar parte como miembro, y declaró que el libro de José Ignacio de Solís era un libro modélico, en cuanto que narra la historia de su familia de una manera amena a la vez que rigurosamente fundamentada. Aludió a esa sintonía hermosa entre los dos investigadores, Solís y Rivadeneyra, y subrayó que Alfonso de Zúñiga, el protagonista del libro, acabó disfrutando de su mayorazgo porque la justicia de Carlos IIII, a pesar de ser una persona de clase social baja, le dio la razón.

Al concluir el acto, el autor vendió y firmó ejemplares de su libro.

Texto: Carmen Cascón Matas

Fotografías: Enrique Ramón García Periáñez