Una historia con nombres y apellidos: rescatando las vidas de los salmantinos deportados a campos de concentración nazis

Hay episodios en la historia que merecen ser rescatados y contados, aunque estremezcan y duelan. Es el caso de los salmantinos deportados a campos de concentración nazis, un tema en el que nos introdujo Hilario Hernández Sánchez en el Casino Obrero de Béjar en la tarde de ayer. El acto, organizado por el Centro de Estudios Bejaranos, fue presentado por la presidenta del Centro, Josefa Montero García, y el presidente del Casino Francisco García Mesonero.

A lo largo de una hora y algunos minutos, el historiador y miembro de la junta rectora de la Asociación “Memoria y justicia” fue desgranando los nombres de las 36 personas (todos ellos hombres, a excepción de una mujer) nacidas en Salamanca que vivieron entre los muros de campos de concentración alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. En general, como bien explicó Hilario, siguieron una historia común: sus vidas estuvieron marcadas por la guerra y la violencia, una espiral en la que se vieron envueltos como millones de seres humanos en el periodo comprendido entre 1939 y 1945, y miles si tenemos en cuenta que en España habría que sumar los años de la Guerra Civil. Este conflicto armado les obligó a exiliarse o ser deportados de España para recalar casi todos ellos en Francia, para después verse involucrados en la ofensiva mundial, bien porque ya estaban encerrados en campos de refugiados, bien porque entraron dentro de la resistencia francesa o por otros avatares del destino.

El caso es que estos 36 salmantinos acabaron siendo hechos prisioneros en distintos campos de concentración nazis con nombres tan escalofriantes como Buchenwald, Mauthausen o Dachau entre 1940 y 1945. Sus historias y nombres fueron rescatados del silencio en el que han permanecido la mayoría de ellos hasta la actualidad porque 19 murieron y el resto fueron liberados para perdérselos el rastro, morir al poco tiempo o seguir sus vidas en Francia o reagrupándose con sus familias. Un velo de olvido se implantó en sus propias familias y en la sociedad española con el fin de que la desmemoria cayera sobre este episodio negro de la historia. Ahora se intenta recuperar las vivencias trágicas de cada uno de ellos, con nombres y apellidos, con sus pueblos de nacimiento, con sus datos y biografía diferenciada porque todos ellos merecen ser rescatados de esa niebla que cubrió parte de su vida o de su trágico final.

La conferencia atrajo el interés de muchos bejaranos aunque ninguno de los deportados hubiese nacido en Béjar (el más cercano era originario de Montemayor del Río). El acto contó con la presencia de la Concejala de Cultura, Ana Vicente Peralejo.

Texto: Carmen Cascón Matas

Fotos: Enrique García Periáñez

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